HOMENAJE DEL AYUNTAMIENTO DE CUENCA A VÍCTOR DE LA VEGA
EL
CONSISTORIO DA EL NOMBRE DELPINTOR
A
UNO DE LOS MIRADORES DE LA RONDA DE JULIÁN ROMERO
Desde el pasado martes
el pequeño mirador de la Ronda de Julián Romero aledaño al llamada Cristo del Pasadizo,
en pleno casco histórico de Cuenca, lleva el nombre del pintor y muralista
Víctor de la Vega director que fuera de la Real Academia Conquense de Artes y Letras
y uno de los integrantes de su grupo fundador. Así lo testifica la placa de
cerámica que cumpliendo el preceptivo acuerdo municipal descubrió en el lugar
el alcalde de la ciudad Ángel Mariscal en un
emotivo acto, presentado por el cronista de la ciudad Miguel Romero, que contó asimismo con la presencia de los
familiares del homenajeado, los representantes de las demás administraciones,
una nutrida presencia de la RACAL y amigos del artista. recordemos que el
ayuntamiento conquense ya le había nombrado en su día “Hijo Predilecto” de la
ciudad.
Nacido en Cuenca en
1928, Víctor de la Vega Gil cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando, comenzó a pintar en la década de los cuarenta y a partir de los
cincuenta simultaneó la creación de su
obra con su labor pedagógica como catedrático de dibujo primero en su Cuenca
natal, luego en Badajoz y finalmente de nuevo en la capital conquense, en
concreto en el instituto Alfonso VIII. Artista
y profesor de dilatada y reconocida trayectoria, su obra se inscribió en la
tradición figurativa y en cierto medida podría considerársele un pintor que
conscientemente eligió ser un artista a contracorriente de muchas de las
tendencias que en determinados momentos dominaron el panorama artístico
español, especialmente del arte abstracto, apoyado en su idea de que “la
Naturaleza ofrece tantas formas de expresión que no hace falta abstraer nada”. Tras
haber sido uno de los fundadores de la RACAL así como uno de sus directores, en
el momento de su fallecimiento ostentaba la condición de académico
supernumerario.
Espléndido
retratista, paisajista y autor de
cuadros de contenido histórico o religioso, en su obra, a juicio de uno de los
mejores conocedores de ella, el también miembro de la RACAL y profesor de
Historia del Arte Pedro Miguel Ibáñez, tres etapas principales de las que la
segunda, entre 1951 y 1974, poseída de un cierto sentido expresionista, muy
sintética en los aspectos formales y dotada con una coloración muy personal y
sugestiva, sería la más central y sólida de todo su quehacer, un quehacer que
quedó ampliamente recogido en el grueso y exhaustivo volumen que la Academia
conquense editó en 2009 recogiendo tanto
el detallado estudio que sobre ella firmaba el propio citado profesor Ibáñez como
el catálogo completo de su producción realizado conjuntamente por él y por Ana
Belén Rodríguez Patiño, en entrega complementada por un estudio de la vida
cultural de la ciudad de Cuenca entre 1939 y 1975 realizado por los asimismo
académicos Hilario Priego y José Antonio Silva, espléndido colofón editorial de
las tres magnas exposiciones sucesivas que, organizadas asimismo por la
corporación académica se llevaron a cabo ese mismo año en la capital conquense
recogiendo respectivamente su labor como paisajista y autor de bodegones, como
retratista y como autor de temas religiosos e historicistas, quizá la faceta
más popularmente conocida de su obra. Cuatro años más tarde, en 2013, con
ocasión de cumplirse los veinticinco años del mural que recogiendo en un amplio fresco los principales personajes
históricos conquenses realizara para la Diputación Provincial, ésta, con la
colaboración de la RACAL, le rindió un especial y sentido homenaje.
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