LA RACAL RECUPERA LA APLAZADA CHARLA SOBRE EL ESCULTOR LEONARDO MARTÍNEZ BUENO
ESTE JUEVES 7 DE MARZO A LAS OCHO DE LA TARDE
CON EL HISTORIADOR ISRAEL PÉREZ CALLEJA
Israel José Pérez Calleja
Un
fallo en el suministro eléctrico obligaba a aplazar el pasado 19 de febrero la
conferencia que, dentro de los llamados Martes de la RACAL, iba a pronunciar en
la Real Academia Conquense de Artes y Letras el historiador Israel José Pérez
Calleja sobre el escultor conquense Leonardo Martínez Bueno. La charla tendrá
finalmente lugar este jueves 7 de marzo y en ella Pérez Calleja repasará la figura y trayectoria de este
artista, uno de los cuatro escultores –junto a Luis Marco Pérez, Fausto
Culebras y José Navarro Gabaldón– sobre los que precisamente gira su
actualmente en desarrollo tesis doctoral en la que analiza sus respectivas
trayectorias como adalides y maestros de la escultura figurativa y la
imaginería religiosa conquense del siglo XX. La charla dará comienzo a las ocho
de la tarde en el salón de la corporación académica en la segunda planta del
edificio de las antiguas Escuelas de San Antón, junto a la iglesia de la Virgen
de la Luz, con entrada libre y gratuita hasta completar la capacidad del local.
Nacido
el 29 de mayo de 1915 en la localidad conquense de Pajaroncillo y fallecido en
Madrid el 15 de febrero de 1977, Leonardo Martínez Bueno aprendió el modelaje
de Marco Pérez, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, viajó a
Valladolid y Sevilla para practicar la escultura de tema religioso y a
Barcelona para profundizar sus estudios de escultura figurativa, ciudad ésta de
cuya Escuela de Bellas Artes fue profesor, como lo fue posteriormente de la de
Sevilla. Su inquietud formativa le llevó asimismo a trasladarse a Inglaterra, a
la afamada Escuela de Chelsea, donde
contactó con la obra de Henry Moore. Varias veces galardonado en distintas
ediciones de la Exposición de Bellas Artes de Madrid, fue Premio Nacional de
Escultura en 1956. Además de su aportación imaginera a la Semana Santa
Conquense –la Virgen de la Esperanza, la
Verónica del Jueves Santo, La Lanzada o Jesucristo Resucitado– la ciudad
alberga obras suyas como la Moza del Cántaro, en la recoleta plaza de San Nicolás, o la
Maternidad que orna el jardín de la Diputación, además de que su escultura
Despertar, que durante mucho tiempo pudo verse en el parque de Santa Ana,
recibe hoy a los visitantes de la ciudad, en la réplica en bronce realizada por
Javier Barrios, desde su ubicación en la rotonda de entrada de la autovía.
Aparte de ello el Museo de Cuenca guarda otra serie de obras suyas como una
Cabeza de Ceres, la Mujer Sentada, una Adoración de los Reyes o el Friso de las
Panateneas, donado al museo en 1979, como otras piezas del artista, por su
viuda Amparo Saint-Aubin.
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