ESTE LUNES 31 DE MARZO SE PRESENTA EN LA CATEDRAL CONQUENSE UN NUEVO TÍTULO DE LA SERIE “CUENCA RECÓNDITA” DEL HISTORIADOR Y ACADÉMICO DE LA RACAL PEDRO MIGUEL IBÁÑEZ
A LAS SEIS DE LA TARDE CON UNA CONFERENCIA DE SU AUTOR EN LA SALA CAPITULAR DEL TEMPLO
El próximo lunes 31 del
presente mes de marzo la Sala Capitular de la catedral de Cuenca prestará marco,
a partir de las seis de la tarde, a la conferencia con la que el historiador, profesor
honorífico de la Universidad regional y académico de la RACAL Pedro Miguel Ibáñez,
presentará un nuevo volumen, el cuarto ya, de su serie “Cuenca recóndita”
con el que, tras los tres anteriores ya publicados –“El Palacio Episcopal y
los alfarjes policromados del medievo”, “La pequeña Edad de Hielo en la
Catedral y otras historias de la ciudad sumergida” y “Felipe II y Van
Den Wyngaerde. El rey en la catedral y otros escenarios” – continúa su persistente
labor investigadora y divulgadora de
toda una serie de elementos histórico-artísticos y de edificios poco conocidos
de la ciudad de Cuenca. Publicado como sus precedentes por el Patronato Universitario
“Cardenal Gil de Albornoz· y la Facultad de Ciencias de Educación y Humanidades
de la Universidad de Castilla-La Mancha, la nueva entrega lleva por título el
de “Cuenca recóndita 4. De barrios olvidados y un museo esparcido en la
quietud de los claustros”. En su conferencia-presentación, enmarcada en la
programación de los llamados Lunes Culturales de la Catedral, el profesor
Ibáñez, dentro de un contenido mucho más amplio, tocará algunos temas referidos
a la propia catedral conquense y su patrimonio artístico, un patrimonio que en
el aspecto arquitectónico cuenta por ejemplo con una capilla tan enigmática como la del
linaje de los Caja o, en el pictórico, con un buen número de obras poco
estudiadas o anónimas a las que se les pueden aplicar también las
singularidades destacadas en la citada serie de publicaciones y que forman
parte de lo que el nuevo libro de Ibáñez califica-describe en su título como “un
museo imaginario esparcido en diversas instituciones religiosas conquenses”,
dentro de un panorama estilístico en el que late la disputa surgida hacia 1652 entre un
pleno barroco emergente y un primer barroco que se comienza a ver rebasado por
las nuevas formas y tendencias.
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