LA RELACIÓN ENTRE RELIGIÓN Y FILOSOFÍA ESTE MARTES 21 DE NOVIEMBRE EN LA RACAL
CON
UNA CONFERENCIA DE MANUEL FRAIJÓ NIETO
Manuel Fraijó Nieto
¿Está atravesando la fe
en Dios la crisis quizá más radical de su historia? ¿Hay una mística laica que
traduce lo religioso con caracteres seculares? ¿Es lo mismo ser creyente que
ser religioso? ¿Ha ganado la ética la partida a la religión? ¿Son irracionales
los fundamentalismos? Muy probablemente algunas de estas cuestiones figurarán en
la charla que, bajo el sugerente título de “¿Es necesario dejar de pensar para
ser creyente?” ofrecerá este martes 21 de noviembre, dentro de la programación semanal
de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, Manuel Fraijó Nieto, uno de
los teólogos y filósofos de la religión más destacados de este último medio
siglo en nuestro país. Será, como de costumbre, a partir de las ocho de la
tarde en el salón de actos de la sede de la corporación académica en la última planta
del edificio de las antiguas Escuelas de San Antón de Cuenca con entrada libre
y gratuita.
Discípulo y amigo de pensadores
de tanto peso en el ámbito de la teología y
la filosofía,
como los europeos Karl Rahner, Wolfhart Pannenberg, Hans Kung, Jürgen Moltmann
y Johann Baptist Metz o los españoles José Luis López Aranguren y José
Gómez Caffarena, Manuel Fraijó Nieto estudió Filosofía y Teología en la
Universidad austriaca de Innsbruck y en las alemanas de Münster y Tubinga y fue
sacerdote jesuita aunque tras que la Congregación de la Fe de la Iglesia Católica
apartara a Kung de la docencia en facultades de teología católicas acabaría
solicitando a Roma su secularización como sacerdote. Fue profesor de Teología
Fundamental en la Universidad Pontificia de Comillas y en la Facultad de Teología
de la Universidad de Granada y en la actualidad es catedrático emérito de Filosofía
de la Religión e Historia de las Religiones en la UNED y durante décadas ha
compaginado su labor docente con un trabajo ensayístico vertido en numerosos
libros y publicaciones. Su pensamiento aunó desde el principio teología y
filosofía en una lograda síntesis de mutua interpelación y de una gran
fecundidad, cuidándose siempre de huir toda dogmática cerrada y de toda
apologética barata y evitando que el diálogo entre fe y razón y entre teología
y filosofía degenerara en cesiones superficiales o en la pérdida de la
identidad de una o de la autonomía de la otra.
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