EL ACADÉMICO SANTIAGO TORRALBA HERNÁIZ FIRMA EL CARTEL Y LOS LOGOTIPOS DE LA SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA DE CUENCA DE ESTE AÑO
El fotógrafo, diseñador, melómano y numerario de la Real Academia Conquense de Artes y Letras Santiago Torralba Hernáiz es el autor tanto del cartel anunciador de la edición de este año –la sexagésima ya– de la Semana de Música Religiosa de Cuenca como de sus nuevos logotipos. Uno y otros se daban a conocer el pasado lunes en el transcurso del acto de presentación del programa de conciertos del Festival.
Elaborado a partir de la creativa
manipulación de distintas tomas fotográficas, el trabajo firmado por Torralba explosiona
desde el fuerte contraste de los amarillento-naranjas y los rojos que vertebran
su propuesta central con el negro general del cartel para conformarse como una enérgica
llamarada colorista aparentemente abstracta que sin embargo integra puntuales huellas
de las texturas de los originales motivos de aquéllas. Una llamarada que
asciende hacia la propia rotulación de un texto ubicado en lo más alto del
cartel y para el que el cartelista, en busca sin duda de la mayor legibilidad,
ha escogido la limpia definición de la letra Helvética, que para sus
mayúsculas apuesta asimismo por el naranja y que pone especial énfasis en el
hecho de Cuenca como ámbito geográfico de su celebración. Por su lado el
logotipo de la edición –en sus dos opciones de fondo blanco y de fondo granate–
alude claramente a las características esenciales del Festival como convocatoria
musical, sí, pero de música en diálogo con la religión, aunando en su grafismo
una estilizada clave de Sol y el símbolo por excelencia de la más cercana a
nuestra cultura, la cruz de Cristo.
Hay que recordar que Santiago
Torralba ya diseñó también el cartel de otra de las ediciones de la Semana, concretamente
la de su quincuagésimo octava convocatoria, la de 2019, con un trabajo entonces
donde latían las aunadas referencias al hacer plástico de Antoni Tàpies y
Gustavo Torner y a la condición de empecinado “veedor” de Antonio Pérez en doble
homenaje al propio Festival y a la influencia en la vida artística conquense
del Museo de Arte Abstracto.
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