LA CUENCA BAJA EN EL QUEHACER DE ARTISTAS Y ESCRITORES ESTE MARTES 23 EN LA RACAL
CON UNA CHARLA DEL PROFESOR FERNANDO SÁNCHEZ
Menos
publicitada sin duda que su casco histórico, la geografía urbana de la Cuenca
baja también ha sido sin embargo motivo del quehacer de escritores y artistas.
Ponerlo de manifiesto será precisamente el objetivo de la charla que el
profesor del Instituto Fernando Zóbel Fernando Sánchez llevará a cabo este martes 23 de octubre dentro del
programa “Los martes, en la Academia” de la Racal, desarrollando un tema –qué se
escribe sobre ella, qué se pinta, qué se dice, qué se estudia, qué se
fotografía, qué se comenta– en el que está a su vez personalmente implicado ya
que esa parte de la ciudad fue el escenario en el que se desenvolvían, en buena
parte, las historias de sus dos primeros libros y también la del que actualmente
está escribiendo. Bajo el sugerente título de “Geografía urbana de la ciudad
baja de Cuenca: las “matrioskas” y sus posibilidades literarias y artísticas”, su
intervención comenzará, como de costumbre, a partir de las ocho de la tarde en
el salón de actos de la corporación académica, en la última planta del edificio
de las antiguas Escuelas de San Antón, y también como siempre con entrada libre
y gratuita hasta completar la capacidad del local.
Las “matrioskas” como metáfora
Nacido en Madrid
en 1971 y afincado en Cuenca desde 2005, Fernando Sánchez Fernández, licenciado en Geografía e Historia por la
Universidad Autónoma madrileña, forma parte del claustro del I.E.S Fernando
Zóbel. Como escritor ha cultivado preferentemente el relato corto con títulos
como “Antología del otro lado” y “Prosopografía de Dante” aunque también
ha publicado ya una primera novela –“Tú
me has preguntado y no te he dicho nada” – que se presentó en la Sala Función
del barrio matritense de Lavapiés el pasado 2017. Al referirse a la inclusión
en el título de su charla del término “matrioskas” (las populares muñecas rusas
de distinto tamaño que se guardan unas dentro de otras) nos señala que su uso como
“leitmotiv” simbólico lo sería a modo de metáfora de su amor por la geografía
urbana y por sus detalles más nimios, sobre todo en las zonas de clase media,
barriadas de carácter popular y suburbios: “cuando contemplo –nos dice– una
zona determinada (una muñeca), me da la sensación de que siempre parece abrirse
en su interior y sus detalles se vuelven a dividir a su vez en elementos
menores (otras muñequitas, que a su vez hacen lo propio en porciones
infinitesimales)”. En definitiva se trataría –añade– “de la contemplación del detalle urbano y de los
subconjuntos consecuentes, a modo de entomología o de mitosis colectiva”.
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