LA REAL ACADEMIA CONQUENSE DE ARTES Y LETRAS VUELVE A EXPRESAR SU PREOCUPACIÓN POR EL USO DE LA EMBLEMÁTICA CASA DEL CORREGIDOR DE CUENCA Y POR LA SITUACIÓN EXTREMADAMENTE PRECARIA DEL ARCHIVO MUNICIPAL

LA CORPORACIÓN ACADÉMICA RECLAMA TAMBIÉN UNA OFERTA CONTRASTADA Y RIGUROSA DE LA REALIDAD HISTÓRICA Y CULTURAL DE LA CIUDAD


 La reciente noticia de que el Consorcio de la Ciudad de Cuenca ha adjudicado, a través de contrato menor, la redacción de un proyecto de musealización de la Casa del Corregidor de Cuenca –con, según se  ha anunciado, un presupuesto, IVA incluido, de 14.641 euros y un plazo de realización de un año– ha vuelto a poner en la agenda de la actualidad al que sin duda es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y cuya situación y destino ha ido experimentado los más diversos avatares a lo largo del tiempo como, por ejemplo, el barajar la opción de ubicar en él el Archivo Municipal. La importancia patrimonial del citado inmueble y la indefinición de su destino final de uso han sido siempre motivo de preocupación en la Real Academia Conquense de Artes y Letras y así lo ha transmitido a la opinión pública y a las instituciones, por ejemplo con el comunicado que hace poco más de tres años, el 9 de junio de 2022, coincidiendo por cierto con la celebración del Día Internacional de los Archivos hacía público y que puede consultarse en su blog https://blogracal.blogspot.com/ en la fecha del 13 de junio de 2022.

Esa preocupación, tanto en lo que se refiere al propio edificio de la Casa del Corregidor como a la también sin resolver situación de precariedad en que sigue encontrándose el asimismo citado Archivo Municipal –un importantísimo servicio que desde hace años no puede cumplir de forma correcta las tareas que le corresponden– ha motivado que la corporación académica vuelva a expresar sus consideraciones al respecto. En su nuevo comunicado la RACAL – tras recordar que los proyectos de renovación del edificio se remontan a ya cuarenta años atrás, y expresar su opinión de cómo las sucesivas corporaciones municipales, con independencia de su color político, mostraron en general poca convicción a la hora de acogerse a créditos estatales para inmuebles históricos, quizá por la necesidad de aportar para del presupuesto de los trabajos, y analizar las distintas opciones que se fueron esbozando, el comunicado de la RACAL, centrándose especialmente en esa ya señalada situación de precariedad del Archivo Municipal, se muestra especialmente desconcertada por la que considera “la absoluta incongruencia de que una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad se desentienda de los documentos que avalan su trayectoria histórica” no acabando de prestar un servicio que, pese a su imperiosa necesidad “ni es vistoso ni llamativo, seguramente no da votos” pero para el que la RACAL aunque, como también señala, pueda volver a ser predicar en el desierto, sigue urgiendo una solución.

Tras toda una serie de consideraciones sobre las características actuales del turismo masivo y su impronta en el día a día ciudadano tanto para la Casa del Corregidor como para el resto del casco histórico de Cuenca, la RACAL considera que mejor que algunas de las opciones que hoy por hoy existen en la agenda turística de la ciudad “parecería más coherente una oferta cultural contrastada y de contenido mínimamente riguroso” para “mostrar al visitante local y foráneo una panorámica sucinta de la historia de esta ciudad apoyada en documentos, imágenes, maquetas, recursos visuales y cuanto se estime oportuno para propiciar, con motivación y estudio, el conocimiento veraz del pasado y el presente” dando de lado otros usos menos adecuados aunque puedan ser puntualmente llamativos, porque, finaliza el comunicado, no hacerlo así “mediante un discurso formal apropiado hurta al ciudadano la comprensión auténtica del ayer y el hoy. La historia es reflexión informada, no espectáculo divertido”

Adjuntamos a continuación la versión integra del comunicado de la Real Academia Conquense de Artes y Letras   que, por otro lado, puede también consultarse en el antes mencionado blog de la institución https://blogracal.blogspot.com/:

COMUNICADO DE LA RACAL

La Real Academia Conquense de Artes y Letras lamenta el uso inadecuado que se está dando a la Casa del Corregidor, uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de Cuenca, a la vez que reclama al Ayuntamiento que solucione lo antes posible la situación de precariedad en que se encuentra el Archivo Municipal, un importantísimo servicio que desde hace años no puede cumplir de forma correcta las tareas que le corresponden.

 

De vinos festivos y celdas terroríficas

 

Han transcurrido más de dos años desde la finalización formal de las obras de restauración de la Casa del Corregidor de Cuenca y gotean desde entonces en los medios informativos las noticias referidas al uso que cabe dar aún al edificio, según manifiestan de vez en cuando y de forma improvisada las autoridades municipales. Ante lo frágil de la memoria, parece necesario recordar que los proyectos de renovación a él referidos se remontan a más de cuarenta años atrás. Hubo poca convicción en las sucesivas corporaciones municipales a la hora de acogerse a distintos créditos estatales destinados a mantener inmuebles históricos. Disuadía primero la necesidad de aportar una parte del presupuesto a ejecutar de fondos propios de la ciudad. Pese a lo hueco de las declaraciones de algún prócer ilustre, tampoco se veía realmente claro como opción el destino pretextado en las solicitudes, consistente en proporcionar una sede digna y definitiva a los papeles del Archivo del Ayuntamiento. Vegetaban los proyectos arquitectónicos una y otra vez reformados, se dilataba con estratégica indolencia el realojo algo conflictivo de los vecinos poseedores de viviendas en el local. Una Escuela Taller y alguna reparación de importancia en la techumbre mantuvieron la entelequia del objetivo. Seguía siendo éste en su enunciado instalar los papeles del Archivo, además de añadirle un museo donde exhibir lo más selecto del patrimonio artístico municipal y proponer una visión de conjunto del pasado de la ciudad. El tiempo y la reiterada cortedad de miras fueron difuminando inexorablemente el propósito.

         Quizá no haya irregularidad en trastocar la inicial justificación de un presupuesto, seguramente finalista. Los juristas dictaminarán si se les consulta. Ejemplo tenemos en la mutación de destino sobrevenida al Centro de Recepción de Turistas, ahora Gerencia Municipal de Urbanismo sin objeción legal al parecer. Lo que sí resulta claro a estas alturas es que, valido de sus recursos presupuestarios, el Consorcio de la Ciudad de Cuenca se ha instalado hace tiempo con enorme holgura en la planta noble del caserón. El resto, como el coronel de García Márquez, no tiene quién le escriba. Da la impresión de que, a falta de un proyecto ponderado y consistente, entre las autoridades municipales se abren camino las propuestas, banales y diversas, para esfumarse enseguida por inconsistentes. Con escaso realismo en primer lugar, el espacio interno es percibido como algo inmenso, capaz de acoger, flexibles sus muros, no se sabe cuántas cosas. Lo intrincado de la distribución de tal ámbito anima la exhibición anatómica de las estructuras, como si el conocimiento de las personas mejorase teniendo el interlocutor noticia directa de su esqueleto y sus vísceras.

         Según cabía prever del poco entusiasmo manifestado por las distintas corporaciones municipales a lo largo de las últimas décadas, el proyecto tocante al Archivo fue difuminándose hasta desaparecer, sin observarse diferencia de color político en cuanto a la negligencia, hecha por fin decisión real, frente al problema. Contribuyó a ello también la imposición ministerial de respetar algunos forjados y estructuras, provocando con ello que la consiguiente irregularidad de los ámbitos impidiese al cabo un aprovechamiento eficaz de la superficie útil disponible una vez fueron prohibidas de manera tajante las imprescindibles demoliciones. Con todo, no ha parecido después quedar descartado por completo el propósito inicial, a juzgar por ciertas pintorescas manifestaciones de unas cuantas autoridades locales. Ignorando que el Archivo forma una unidad indivisible por ser sus papeles trasunto del devenir histórico de la ciudad donde no hay interrupciones, manteniendo sin más consideración su desastrosa dispersión actual, se estimó conveniente realizar una instalación selecta de una porción precisa de los documentos y una exhibición de algunos de ellos estimados singulares. No sabemos el criterio con el que la insinuada selección “VIP” habría de hacerse ni por parte de quién tampoco. Por otro lado, denominar “incunables” a las piezas destacadas de una hipotética exposición documental revela la suficiencia engreída de alguno poco versado en estas materias. Tanto como denominar “legajos” a los papeles sueltos aparecidos en alguna dependencia de la Casa, resto lamentable del archivo judicial que allí estuvo penosamente guardado. La sonrisa se torna aquí gesto amargo.

         Seguramente no tiene objeto ya reivindicar aquel proyecto, devaluado y desnaturalizado por obra de todos cuantos han tenido algo que ver con él. Ya lo dijimos sin obtener respuesta alguna hace meses. La absoluta incongruencia de que una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad se desentienda de los documentos que avalan su trayectoria histórica sigue ahí, aunque dudamos de que sonroje a quien debería velar por que se conserven de forma adecuada, se consulten y difundan. Aunque necesario por muy diversas razones, prestar tal servicio ni es vistoso ni llamativo, seguramente no da votos, qué se le va a hacer. Predicamos otra vez en el desierto y tropezaremos de nuevo con la más absoluta indiferencia social y política, pero seguiremos urgiendo una solución.

         Llegamos por fin al nudo de la cuestión, la búsqueda programada del espectáculo con la mayor repercusión social por parte de las instituciones. Una de sus manifestaciones más notorias es la del turismo masivo. Rendirse a él parece ser el objetivo marcado ahora, así para el edificio que nos ocupa como para el resto del casco histórico de Cuenca. No importa cómo con tal de poder ofrecer cifras considerables de visitantes y derivar de ahí un incierto éxito que publicitar. El atractivo más que dudoso de la visita aséptica a los túneles antiaéreos marcaría la senda de la sorpresa gratuita. Como si no nos rodeasen ahora mismo circunstancias atroces, evocar la truculencia, la inhumanidad, la crueldad y el espanto vigentes antaño con la mirada puesta en algún hecho concreto, procuraría una catarsis de andar por casa al ahuyentar un mal sueño. Aislar de su contexto social y político la cárcel inmisericorde y la precariedad de sus instalaciones hace siglos provocaría como entretenimiento una sensación de alivio parecida a la del cine de catástrofes cuando contrastamos sus argumentos terribles de final feliz con nuestra prosa cotidiana. No se trata de formular alegatos, tan sólo de situar el pasado sin dejar de echar un ojo avisado al presente en el que los indudables cambios muy positivos experimentados no son en absoluto ajenos al dolor y al miedo derivados de hartas injusticias por mucho que lo ocultemos tras el optimismo de las apariencias favorables. 

         Consideramos por eso que parecería más coherente con una oferta cultural contrastada y de contenido mínimamente riguroso aprovechar la condición de sede del representante del poder estatal -no su casa “solariega”, porque de un funcionario público, el corregidor, hablamos- para mostrar al visitante local y foráneo una panorámica sucinta de la historia de esta ciudad apoyada en documentos, imágenes, maquetas, recursos visuales y cuanto se estime oportuno para propiciar, con motivación y estudio, el conocimiento veraz del pasado y el presente.

Las leyendas sin crítica, las tergiversaciones históricas a cargo de indocumentados oficiales, los pintoresquismos rebuscados, las falsas singularidades, las emociones ficticias estimuladas por una vacua escenografía de forzado misterio, no son otra cosa que toscos señuelos y no deberían tener sitio ni ponerse de manifiesto en un proyecto informativo que cuente con el soporte institucional del Ayuntamiento de Cuenca. No nos parece que el aprovechamiento de una inversión pública que supera con creces el millón de euros, además de albergar unas más que vistosas oficinas administrativas, se justifique organizando al azar catas de vino en ellas, ofertando asombro con imaginarias falsedades teatrales más o menos morbosas, ni programando visitas a un edificio donde la historia ha dejado a las claras su impronta. No hacerla asequible mediante un discurso formal apropiado hurta al ciudadano la comprensión auténtica del ayer y el hoy. La historia es reflexión informada, no espectáculo divertido.”


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