LA REAL ACADEMIA CONQUENSE DE ARTES Y LETRAS SUBRAYA LA NECESIDAD DE QUE LA REMODELACIÓN DE LA CALLE CARRETERÍA SE AFRONTE DESDE EL CONOCIMIENTO MÁS INFORMADO Y PROFESIONAL Y CONSIDERA QUE LA VÍA IDÓNEA PARA ELLO SERÍA LA DE UN CONCURSO ABIERTO DE PROYECTOS
Tarjetas postales
de la ciudad de Cuenca (1897-1936), editado por la Diputación Provincial de
Cuenca, 2004.
Sobre el valor de la
memoria.
Carretería, como todo el
centro de nuestra capital provincial, desprende una dulce añoranza del pasado.
Los estudiosos, los intelectuales y buena parte de la ciudadanía lamentan y
lamentamos la pérdida de sus valores paisajísticos, históricos y
patrimoniales. Todos lo sentimos como un
atentado a nuestra sensibilidad, a nuestro pasado y a nuestra historia y hemos asistido
desilusionados y contrariados a decisiones que demasiadas veces nos han ido
alejando del propósito lúcido que, en realidad, a todos los ciudadanos cabría
comprender y compartir.
Asistimos desde hace
meses a la promesa política de su “reurbanización”. Desde el primer anuncio, el
presupuesto ha variado, los límites han cambiado: ambos han disminuido, dejando
nuevamente sin abordar la visión conjunta de recuperación que todo el ámbito
necesita. Cabe incluso cuestionarse los límites de la propia calle, que no
siempre ha comprendido el mismo trayecto, pues antiguamente discurría desde la
puerta de Huete (Puente de la Trinidad) hasta el Campo de San Francisco, donde
ahora se ubica la Diputación Provincial.
Se conoce poco, demasiado
poco del proyecto. Esta debería ser sin
embargo una ocasión para que la ciudanía tomase parte en la recuperación de la
identidad de este espacio urbano; también para que los mejores profesionales,
aquellos que mayor cualificación y experiencia acumulan en lo tocante al
espacio urbano, nos ayudasen a descubrir cómo. La ciudadanía lo merece y la
ciudad también.
El proyecto no puede
olvidar la estrecha relación vertebradora de esta vía urbana con las distintas
partes que han ido componiendo la ciudad baja: su origen comercial y la
conexión con el transporte (Carretería), la llegada del ferrocarril, la
industria de transformación maderera (Madereros), la incorporación de las
antiguas huertas, la transformación del Convento de San Francisco, los intentos
de urbanización e higienización iniciados a mediados del siglo XIX y
continuados en el XX que llevaron a
trazar el Jardín de San Francisco y el Parque de Canalejas y a levantar los
mercados en la Plaza de los Carros. Sólo quien comprende el pasado es capaz de
proyectar el futuro. Por ello la recuperación del centro merece rescatar su
identidad desde la comprensión de lo que fue. ¿Somos capaces de imaginar un
proyecto que a partir de las denominaciones tradicionales y la trayectoria del
uso de este espacio, incorpore lo material? Sin duda hay personas capaces de
formularlo. Otras ciudades celebran concursos para encontrar para sus
realizaciones a los mejores profesionales en materia de urbanismo. La fórmula
de los encargos basados en el abaratamiento y la adjudicación sin publicidad no
son en absoluto adecuados para estos fines e incompatibles además con la
normativa legal como son asimismo incompatibles con la buena lógica de quien
sabe, conoce y comprende la importancia de cuanto una actuación de este alcance
requiere.
Necesitamos abordar un
estudio del conjunto de edificios y espacios urbanos, de sus relaciones con el
casco antiguo. Necesitamos entender Carretería como la transición armónica que
fue entre la parte baja y el casco antiguo, necesitamos recuperar su papel de
vía comercial, camino de carros y carretas entre la Sierra y la Alcarria.
Se habla de reurbanizar y
la banalidad del término dispara las alertas y alimenta las más variadas
conjeturas. Porque el reto va mucho más allá de elegir modelos de bancos o
farolas: ya existieron modelos de farola de planteamiento mucho más moderno que
el que se propone ahora, ya hubo antes árboles plantados…
Deberíamos partir del
conocimiento de lo que fue y del reconocimiento de lo que no debió ser. Es
amplia la extensa lista de pérdidas patrimoniales padecida desde el siglo XX: desaparecieron
fachadas características y comercios tradicionales que daban vida y ornato y
enriquecían el paseo (seguro que muchos recuerdan establecimientos como “Las
tres B”, Perfumería Pepe, el Cine España o las tiendas de Narciso Díaz,
Redondo, Escobar…)
Deberíamos celebrar las
posibilidades que la presente ocasión nos brinda afrontándolas desde el
conocimiento más informado y profesional, aprovechando la oportunidad técnica y
respetando la única vía correcta y eficaz: el concurso abierto de proyectos con un jurado de reconocida experiencia, respetando lo
establecido por el art. 183 de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos
del Sector Público.”
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