JIMÉNEZ MONTESERÍN HABLARÁ DE LUCAS AGUIRRE ESTE MARTES 12 DE DICIEMBRE EN LA RACAL
SU CHARLA SUSTITUYE A LA ANUNCIADA SOBRE FERNANDO PESSOA QUE SE TRASLADA AL PRÓXIMO TRIMESTRE
Bajo el título de “Lucas
Aguirre y Juárez, el filántropo discreto (1800-1873)” la figura de este
empresario y mecenas conquense, fundador de las Escuelas que con su nombre se
ubicaron, además de en la propia Cuenca, en Siones y en Madrid, esta última en
funcionamiento hasta 1971, e impulsor del movimiento pedagógico del krausismo,
será rememorada este martes 12 de diciembre, en este año en el que se cumple el
ciento cincuenta aniversario de su fallecimiento, por el historiador y actual
director de la Real Academia Conquense de Artes y Letras Miguel Jiménez Monteserín.
Enmarcada en el ciclo de actividades cara al público de esta corporación la
charla sustituye a la en principio programada sobre el poeta Fernando Pessoa
que, por razones de agenda de quien la iba a protagonizar, el escritor y
académico correspondiente de la propia RACAL Amador Palacios, se aplaza para la
programación del próximo trimestre. Será, cual de costumbre, a partir de las
ocho de la tarde en el salón de actos de la institución académica en su sede de
la última planta del edificio de las antiguas Escuelas de San Antón en nuestra
capital, con, como siempre, entrada libre y gratuita.
Un compromiso con la
educación popular
Un siglo y medio ha
transcurrido desde la muerte de don Lucas Aguirre y, dado que su nombre todavía
supone una cotidiana referencia en la ciudad de Cuenca, a la RACAL le ha
parecido oportuno recordar el evidente compromiso asumido por él con la
educación popular, manifiesto a través de su herencia material. Vivió mientras
el liberalismo se abría camino con enormes dificultades en España a lo largo de
los tres primeros cuartos del siglo XIX, el tiempo de la burguesía
revolucionaria Siguiendo el ejemplo paterno, se adhirió pronto al ideario
político liberal en el ámbito progresista y lo defendió entusiasta con las
armas arriesgando vida y fortuna integrado en la Milicia Nacional. Hijo de un
mercader ambulante de origen burgalés afincado en Cuenca, las nuevas
circunstancias políticas facilitaron el éxito económico de la familia y el próspero
comercio les permitió adquirir fincas desamortizadas en la capital y en
diversos lugares de la provincia y fueron también dueños del servicio ordinario
de diligencias que unía Cuenca con la Villa y Corte madrileña, un logrado acomodo
material que iba a contrastar con la reiterada visita de la muerte a los suyos que
al cabo le llevó a quedarse solo. Quizá para apartarse de tan infeliz
circunstancia decidió mudarse a Madrid, desde donde siguió ocupándose de sus
diversos negocios. Burgués ejemplar, sobrio y retraído, es muy posible que
frecuentara en la capital las tertulias políticas de signo progresista y no
sería ajeno tampoco a los debates acerca de la mejora educativa a todos los
niveles que entonces se daban en aquellos medios.
Convencido como estaba de
que erradicar el masivo analfabetismo de las gentes era una de las claves del
cambio social imprescindible en una sociedad anclada en el conservadurismo
inmóvil y consecuente con ello quiso paliar en la medida de sus fuerzas la
miseria que apartaba de la escuela a los pobres e hizo a estos herederos de sus
bienes, mandando construir y sostener con su legado tres escuelas gratuitas,
una en Madrid, donde falleció, Cuenca, su lugar de origen, y Siones, el
pueblecito de la provincia de Burgos donde había nacido su padre. Muchos niños
y niñas adquirieron allí los recursos culturales imprescindibles para poder
manejarse en el duro mundo laboral de entonces durante un siglo. La deficiente
administración del patrimonio fundacional a lo largo del tiempo, unida a un
contexto educativo en el que prevalecería la gestión pública, terminarían
acabando con aquel proyecto solidario y laico recordado aún por los edificios
donde maestros y alumnos trabajaron a su amparo.
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